Otro caso de “LA POBRECITA SUDACA, QUE PENITA DOY”:
Una persona con la cual tengo bastante confianza tiene un Bar, en ese Bar tenia trabajando a una persona sudamericana, ambos cogen confianza, una supuesta amistad…
La persona sudamericana le cuenta que ha sido muy explotada y se han aprovechado de ella antes de caer en manos del dueño de este Bar.
La pobrecita necesita 9000 euros para no se que de sus hijos pero no le dan un préstamo porque no tiene aval, le pide al dueño del Bar como favor que la avale, que necesita ese dinero. Dada la amistad y la confianza que en teoría había con esta persona, el dueño del Bar la avala con su casa.
Conclusión:No se ha pagado ni una cuota del préstamo.
La sudaca esta en paradero desconocido y no contesta las llamadas del móvil.
Pobrecitos sudacas! Que penita dan! Que vengan mas que necesitan de jilipollas como nosotros!Seguiremos con mas casos…
2 comentarios
el_espectador -
Golfo -
Evidentemente el error de tu amigo ha sido dar un aval a alguien a quien no conocía tanto.
En mi caso una vecina ecuatoriana (un Four-pack, porque traía madre, hermana e hijo de un año) me empezó a tirar los tejos de modo agobiante, no había forma de que captara que no, pero desapareció del mapa en cuanto apareció por casa mi actual novia (de Bulgaria)... debe ser cierto que les tienen un miedo de muerte.